17 de febrero de 2011

El despertar árabe

Esta década ha comenzado con importantes revueltas en el mundo árabe, fruto de políticas dictatoriales y fraudulentas, las cuales no responden ya a los nuevos tiempos, tan presentes en estos países donde la juventud forma la gran parte de la población. El pasado mes de diciembre ya podíamos prever lo que iba a acontecer en Egipto poco más de un mes después, puesto que el Partido Nacional Democrático de Mubarak obtuvo una rotunda victoria, y el pueblo egipcio pedía su marcha desde tiempo atrás. Aquel fue un falso triunfo más que sumar al montón, efecto de unas elecciones amañadas. Esta vez la jugada no salió tan bien como otras, pues los resultados fueron demasiado exagerados sabiendo como se sabían tantos egipcios opositores del régimen de Mubarak, y medios de comunicación independientes se hicieron eco de este hecho. Naturalmente, los medios que gozan de mayor fama no se refirieron a Egipto hasta que la revolución fue evidente. Y tan evidente tuvo que ser, que acababa de ocurrir lo mismo en Túnez y nos llegaron escasas noticias de dichos sucesos.

Si en Egipto podíamos hacernos una idea del malestar de la población a raíz de las elecciones de diciembre, nadie pareció percatarse de lo que se iba a desatar en Túnez durante el mes de enero a pesar de que el joven Mohamed Buazizi se inmoló el día 17 de ese mismo mes en el que Egipto se había sentido estafado y humillado. Con sólo 19 años, el joven Mohamed se dedicaba a vender frutas y verduras, el único medio de subsistencia del que disponía, hasta que su puesto quedó confiscado por un agente, por parte del cual también se vio fuertemente vejado. Su respuesta fue abrir un bidón de gasolina y dejar que su nariz se ahogase con el fuerte olor a combustible, que su pelo se quedase pringoso, goteando lo que iba mezclándose con la bencina que ya caía por todo su cuerpo, empapando su ropa, recorriendo su piel, para acabar prendiéndose fuego, para terminar sufriendo un durísimo infierno que le convertiría en mártir y le abriría – quién sabe – las puertas al paraíso en el más allá. Esta noticia desató la rabia, fue la desencadenante de una ira que luego recorrería países, materializándose en grandes protestas y obteniendo el centro de su fuerza en el país de las Pirámides. Y es que aunque los tunecinos consiguieron echar a Ben Ali, no fue hasta que las protestas se alargaron en Egipto y el país cortó la conexión a internet, que comenzó el fuerte eco de estos acontecimientos en occidente. Y qué decir cabe que muy probablemente sin la presión de Twitter y Facebook, nos hubiesen tenido desinformados por mucho más tiempo.

Y si como decía, en Túnez no tardaron demasiado en conseguir que Ben Ali se marchase, fue en gran parte porque el ejército se posicionó del lado de la población. Pero en Egipto no ocurría lo mismo. Han sido mucho las noticias que decían que las fuerzas armadas no actuaban, ni en contra ni a favor de los manifestantes, pero lo cierto es que no dejan de descubrirse escándalos al respecto, que ponen al descubierto brutales torturas de los militares hacia los manifestantes arrestados. Fue únicamente por la perseverancia del pueblo bañado por el Nilo que Mubarak no tuvo más remedio que dimitir, pues era eso o dejar que el país se hundiese, puesto que todos sus habitantes estaban en una manifestación interminable. Y lo hizo delegando sus poderes en los militares, lo que se podría denominar como un golpe de estado silencioso, o la última venganza de Hosni contra su pueblo. Ahora no tienen constitución, y hasta septiembre – supuestamente – no tendrán lugar elecciones. Y por supuesto, sigue el estado de alarma a pesar de la promesa de darle fin. Miles de egipcios siguen en la calle, pero esto ya no es noticia, pues ahora el foco de atención está puesto en países como Argelia, Libia, Jordania, Baréin (#Bahrein para los que manejéis Twitter), con menor gradación en Yemen, y sobre todo en Irán. De hecho, Obama ha llegado ha pronunciarse en un acto de total imprudencia, animando a los manifestantes contrarios al régimen de Ahmadineyad a seguir con las protestas. Por supuesto, a los manifestantes de Egipto, cuando en el mundo entero teníamos en ellos puestos los ojos, les dijo que fuesen moderados, y otras cuatro palabras vacías de contenido que no eran más que para aparentar preocupación – real por los acuerdos con Egipto que temía perder, pero falsa para con sus gentes. Los Estados Unidos están realmente excitados con la posibilidad de que se termine el mandato de Ahmadineyad, quien ni enfermo se propondría pactar nada con ellos, y quien tiene en sus tierras pozos de grandes riquezas que tanto gustaría al país experto en declaraciones de guerras, poder explotar. Sin embargo, está hecho de una pasta distinta a la de Mubarak, y por supuesto a la de Ben Ali. No ha tardado en reprimir durísimamente, y a ojos de todos, a aquellos que se oponen a él. No es que la policía tunecina no hubiese actuado igual contra los manifestantes, o la egipcia, pero el líder de Irán no ha tenido ningún reparo en afirmar que las protestas fracasarán y que los opositores serán duramente reprimidos. Y eso sin mencionar que en el parlamento iraní los diputados empezaron a corear frases llamando a la ejecución de los líderes opositores, cuando ya el pasado 24 de enero dos habían sido ejecutados por promover las protestas de 2009. Además, países como Irán, Yemen o Baréin, cuentan con una gran cantidad de simpatizantes fanáticos que no dudan en atacar de forma violenta a los manifestantes pacíficos. También cabe decir que en el país persa la juventud es más reducida que en otros países árabes, y aunque en el 2009 tuvo lugar la 'Revolución Verde', no ha quedado nada claro que las elecciones de entonces fuesen realmente amañadas. Es decir, Ahmadineyad cuenta con un apoyo real de gran parte de la población.

Lo que está claro, es que ya no podemos mirar hacia otro lado. Aunque las manifiestaciones en estos países tienen lugar cada año, en este son demasiado evidentes y difundidas para dejarlo estar. Muchos leemos a habitantes de estos países por redes sociales, y vamos conociendo cada acontecimiento que tiene lugar, lo que hace imposible permanecer impasible. Poco podemos hacer nosotros que no sea mantener a todo el mundo informado y con los ojos abiertos ante la realidad, demostrar apoyo y aprender todo cuanto sea posible ahora que podemos, ahora que no dependemos de medios de comunicación que estén vendidos a quienes más manden en nuestros respectivos países. Naturalmente, esto es un pequeño despertar, pero uno de muchos que tienen que tener lugar, y responde a las necesidades de los jóvenes lugareños del momento... Por lo que es una gran lección para todos, de la que sin duda podemos aprender, y sobre todo, podemos recordar que se puede luchar, que a veces con la lucha se alcanzan los objetivos soñados, en esta época en que se han dedicado a hacernos olvidar lo que esto significa.