1 de abril de 2010

«Hsiang-sheng», o surgimiento mutuo

Hsiang-sheng, o surgimiento mutuo, es un término chino para referirse a una visión interdependiente de las cosas. Según el surgimiento mutuo, todas las cosas son parte de lo mismo y lo mismo; anula las secuencias, las causas. Es una visión del mundo, de la naturaleza, orgánica y relacional, por el contrario de una visión mecanicista donde todas las operaciones sucederían de modo lineal y serían fácilmente expresables en un libro. Naturalmente, acercarse a esta visión por medio de la recta razón resulta inútil.

No hay en el mundo nada que esté desasociado, ya que las desasociaciones las creamos los seres humanos al catalogar las cosas, al intentar explicar el mundo de este modo lineal (tan occidental) al que se nos escapa su misma esencia. Cualquier persona que abra un poco los ojos verá que una misma cosa resulta buena o mala para según quien, mostrando que nada de por sí posee maldad o bondad; hemos cargado el mundo de concepciones humanas, lo hemos antropomorfizado. La complejidad de la naturaleza radica en el intento de analizarla. Esto sucede porque es un modo de proceder contrario a sí misma, que da unos resultados empobrecidos, reduciendo un modelo orgánico a un modelo mecánico, según el cual terminamos viendo el mundo como un montón de seres separados del total, acabamos por vernos desasociados de todo aquello que nos rodea. Nos sacamos de nuestro entorno, nosotros mismos, mediante unos métodos que salta a la vista que están más que errados en su modo de proceder para conocer el mundo. Al y fin y al cabo, no parece que comprendamos nada. Como dice Alan Watts, intentar escribir sobre la naturaleza, separando cada una de sus partes como si de una máquina se tratase, es como intentar enderezar el agua[1]. Según el modelo orgánico de la naturaleza, como decía, todo se sucede, como el flujo del agua. Y si el agua se estanca termina por estropearse, por pudrirse, como pasa con todo aquello que acaba por no fluir.

Igual que no hay explicación que se acerque a la experiencia del acto sexual, no hay explicación que se acerque a la propia experiencia orgánica de la naturaleza. Pues como dije ya tiempo atrás: en la realidad, las reglas son superadas.