5 de diciembre de 2010

Hijos de la Tormenta

Dioses fecundadores, de la tormenta
dejad,
caer a vuestros rayos sobre los destructores
de vuestra creación.
Forjad,
un mundo nuevo y
penetrad,
con amor a Gaia, tan olvidada.
Pulverizad,
vuestra vieja creación y que
Cronos se ocupe de que Gaia posea el Tiempo,
suficiente y necesario,
para renovarse.
Haced
luego llover, hacedle el amor,
y no ceséis en días y días,
hasta que del cariño, y el amor más pasional
que albergarse pueda,
nazcan las verdaderas criaturas,
que dignas sean
de llamarse: “Hijos de la Tormenta”.

Que lleven en su corazón
el rayo que les de valor,
para así aprender que no pueden
ser mejores de lo que son,
pues son creación divina.
Y que entre ellos,
no hay distinción.
Y que madre es Tierra y padre,
el Cielo.
Y que nada hay en madre o padre que tengan derecho
a destruir.
Dales el valor
para comprender esto,
siendo este el conocimiento más complejo y verdadero.

La antigua creación caducó,
y ni si quiera llegó a cuajar.
Es necesario saber perder, porque es
necesario saber que ni se gana ni se pierde.
La creación de ayer
fue el boceto de la creación de mañana.
Crea a los “Hijos de la Tormenta”,
deshazte de tus bocetos
y no creas que existe meta alguna.
Pues siempre,
cuando creas llegar a una debes
comprender que la siguiente existe también
y está más allá.
Así pues no ceses,
y sigue
caminando.